Esta nueva y potente consola de Sony cuenta con un exquisito diseño que combina características del primer modelo que se lanzó al mercado y del modelo slim, pues cuenta con la altura de la primera y la anchura de la segunda para ofrecernos unas dimensiones de 390 x 104 x 216 mm.
Por otro lado, incorpora un procesador AMD Radeon RDNA 3 y una GPU mucho más potente, con un 67% más de unidades de cálculo y una memoria un 28% más rápida, lo cual nos permite disfrutar de un renderizado de juego mucho más veloz para que la experiencia sea muy fluida.
A todo ello debemos sumarle que incluye un Ray Tracing avanzado que llega a triplicar el rendimiento actual y una mejora basada en inteligencia artificial conocida como Playstation Spectral Super Resolution para obtener una claridad de imagen supernítida y llena de detalles.
Sin olvidarnos de que incluye una unidad de almacenamiento SSD de 2 TB, una tecnología Game Boost que puede aplicarse a más de 8.500 juegos de PS4 retrocompatibles o jugables en PS5 Pro y una función Enhanced Image Quality para juegos de la anterior generación que mejora considerablemente la resolución.
Accesorios para sacarle más partido
Alguno de los puntos más criticados de esta consola es que no dispone unidad óptica para utilizar juegos en formato físico, aunque, al igual que sucede con la PS5 Slim Digital, podemos optar por adquirirla por separado y realizar su instalación de forma muy sencilla por unos 119,99 euros (aunque ahora es más difícil encontrarla en stock).
Otro accesorio para sacarle un mayor partido son un mando más profesional como el DualSense Edge por 211 euros, que destaca por acompañarse de botones adicionales que podemos mapear a nuestro gusto, además de ajustar la sensibilidad de los sticks o personalizar el comportamiento de los gatillos.
Y si quieres tener tus mandos cargados al completo antes de cada sesión de juego, esta estación de carga oficial de Sony con espacio para dos controles (compatible con DualSense y DualSense Edge) es un acierto por 24,99 euros.